Orlando, Florida.-En un grito desesperado y clamando por ayuda, familias puertorriqueñas desplazadas por el huracán María tienen fecha límite para salir de las habitaciones que ocupan en hoteles de Florida Central.
El programa de Asistencia de Refugio de Transición (TSA por sus siglas en inglés), de FEMA, culmina este 13 de septiembre, por lo que el viernes unas 45 familias quedarán sin un techo ni recursos disponibles.
En conferencia de prensa, junto a las organizaciones sin fines de lucro Vamor4PR y Hispanic Federation, pidieron a las agencias públicas una solución para la vivienda a largo plazo.
Las familias que aún permanecen en hoteles de Kissimmee y Orlando, incluyen personas mayores, con discapacidades, madres solteras y niños con condiciones especiales.
Entre ellos, se encuentra Carmelo Almena Torres de 75 años de edad y su esposa María Rivera Martínez de 69. Apenas reciben $1000 dólares del Seguro Social y eso no les alcanza para pagar un apartamento, cuya renta puede sobrepasar los $900 de acuerdo con Betsi Franceschini, directora de Federación Hispana.
A don Carmelo, operado de la próstata, recién le acaban de hacer una prueba y dio positivo de cáncer de piel y eso es otra preocupación que se suma al caos en que viven, ya que su casa en Puerto Rico sufrió severos daños por lo que no pueden regresar.
Reunidos frente a Iglesia Episcopal Jesús de Nazaret, Betsi Franceschini, habló de los pasos que como organización han realizado para no dejar desprotegidas a las familias puertorriqueñas, a quienes entregarán como parte de su ayuda, $1000 dólares y le gestionan en la ciudad de Ocala viviendas a bajo costo, pero todavía el Estado no ha hecho lo suficiente para apoyar.
“Hemos trabajado de cerca para asegurar que nuestras familias, que son ciudadanos americanos, tengan una vivienda o, por lo menos, una vida y de calidad como se merecen los puertorriqueños”, dijo
Lamentó la discrepancia que existe en el trato que se le da al puertorriqueño cuando llega en comparación con muchos otros ciudadanos.
En tanto, el padre José Rodríguez, de la Iglesia Episcopal Jesús de Nazaret, presentó la notable diferencia con los afectados del huracán Katrina, a cuyos afectados se les ofreció ayuda durante dos años y, sin embargo a los del huracán María apenas unos meses.