Una familia desplazada por el huracán María, una esposa y la hija de indocumentados deportados y una beneficiaria de TPS fueron invitados por algunos congresistas para que con su presencia sirvan de contra-mensaje durante la alocución anual del presidente.

WASHINGTON, DC .- Para este primer discurso sobre el Estado de la Union que dara Donald Trump, algunos congresistas han invitado a personas que se consideran afectadas por las políticas, y hasta por la retórica, del presidente.

Y aunque los invitados reconocen que es un honor escuchar al mandatario hablar ante una sesión conjunta del Congreso, aseguran que están allí para destacar con su presencia problemas que deber ser atendidos o manejados de otra manera por la Casa Blanca.

Desde la desastrosa situación de Puerto Rico hasta el drama de familias separadas por la aplicación más estricta de políticas de migración son temas que llevarán consigo durante la ceremonia algunos de los invitados para que Trump ‘los vea a la cara’, como plantearon a Univision Noticias.

Emmanuel Ortiz y Cristalimar Torres – Puerto Rico

– Desplazados por huracán María. Invitados por Stephanie Murphy

Los Ortiz son una de las miles de familias puertorriqueñas que se vieron forzadas a dejar la isla tras la devastación del huracán María, que vino a agravar los problemas económicos y sociales que ya atravesaba Puerto Rico. Emmanuel, su esposa y sus dos pequeños hijos se establecieron en Orlando, en el centro de Florida, donde han encontrado una comunidad solidaria. Aunque tienen planificado quedarse en Orlando, quieren destacar el problema que enfrentan millones de sus conciudadanos que siguen padeciendo duras condiciones seis meses después del paso del huracán.

Cristalimar: “Fueron momentos bien difíciles antes de venirnos para Orlando, porque es bien difícil tener dos niños (…) ellos pasan las necesidades primordialmente: la sed, el calor, los mosquitos. Ya llevábamos como un mes viviendo así, día a día, todos los días saliendo a buscar agua, comida, gasolina, no se podía guardar”.

Emmanuel: “Nos sentíamos estancados. Básicamente, las cosas a veces no se hacen correctamente, como en todos lados siempre hay sus problemas, siempre hay sus dificultades en la isla y uno ya viene mentalmente cansado de las cosas que están pasando y lo que quiere es un mejor país para uno, para sus hijos, para futuras generaciones. Nosotros teníamos ya un plan de en algún momento salir”.

Cristalimar: “Pero no era tan rápido. María nos hizo hacerlo más rápido. Nos botó de la isla. Mi compadre fue el que nos incitó y nos dio la idea. ‘Vénganse para acá que yo los ayudo hasta que echen vuelo. Yo les busco pasaje y los hospedo aquí en mi casa’. Y así fue que lo hicimos. No teníamos nada que perder. Lo que no queríamos era hacernos la pregunta de qué hubiera pasado si no lo hubiéramos hecho…

Emmanuel: “Seguramente estuviéramos buscando gasolina, yendo a un manantial a buscar agua o mirando al cielo. Queríamos hacer algo diferente. Queríamos obviamente poner a los niños en la escuela. Queríamos avanzar. (En Orlando) nos sentimos en calor, hay muchos puertorriqueños. Sentimos ese calor boricua. Hasta ahora nos ha ido súper. Hemos recibido muchas ayudas. La comunidad latina en general sabe lo que está pasando en Puerto Rico y te quieren ayudar”.

“Yo espero que Puerto Rico se cuele en el discurso en algún momento. Cuando hay unidad se trabaja mejor. Usted y yo podemos ser de diferentes partidos, pero ¿sabes qué? vamos a trabajar juntos por el bien de estas personas. Yo espero que ese sea el mensaje de unidad. Él escribe muchos tuits. Es una persona muy abierta en el sentido de que lo que piensa lo dice. Si yo tuviera la oportunidad de hablar con él sí le diría que trabajemos por el bien común, hay muchas personas que necesitan”.

Flor María Campos – Nevada

– Beneficiaria TPS de El Salvador. Invitada por: senadora Catherine Cortez-Masto

Flor María Campos y José Alvarado son dos salvadoreños que llegaron a Estados Unidos en el año 2000. Amparados por el Estatus de Protección Temporal trabajaron hasta contar con un capital suficiente y, tras algunos traspiés, lograron abrir dos restaurantes en Las Vegas. Pero su vida de empresarios, y más importante, su vida familiar, sufrió un remezón con la decisión del presidente Trump de no renovar el programa de protección a los salvadoreños (como previamente hizo con los nicaragüenses y los haitianos). Ahora están en un limbo porque temen que el esfuerzo de sus vidas se desvanezca y tengan que regresar a un país donde no tendrán las mismas oportunidades para sus hijas.

“Nosotros tenemos una pequeña empresa, un restaurante de comida salvadoreña. Tenemos el dinero que invertimos en nuestro negocio. El año pasado invertimos todo nuestro capital que tal vez no sea mucho para algunas personas, pero para nosotros sí. Y lo invertimos aquí en este país. Y luego pasa la noticia del presidente de que ‘solo vamos a dar un año mas’. Ahora nosotros decimos ¿y ahora qué hacemos? Nos quedamos esperando sin saber qué va a pasar, esperando una respuesta positiva, pero sin saber si va a llegar. Tenemos nuestras familias, nuestras hijas que son estadounidenses, Stephani (15 años) y Jasmin (7 años) y que se quedarían sin sus papás.

Nosotros en ningún momento vinimos a ser una carga para este país. Nuestra meta era trabajar duro. Nunca, nunca hemos agarrado una ayuda del gobierno. Aportamos a este país con nuestro negocio, un poquito, ese granito de arena. (En El Salvador) no tenemos nada. Nosotros tenemos nuestra familia aquí, que son nuestras dos hijas. Yo llegué a los 20 años y mi esposo igual. Llevamos ya 17 años en este país. Lo mucho que hicimos lo invertimos aquí y se queda aquí. No me parece justo.

Yo le preguntaría al presidente por qué él nos trata de la manera que nos ha tratado si en realidad él sabe que nosotros aportamos mucho a este país, porque yo sé que él lo sabe. Siento que nos utilizan nada más. Y quisiera que él me lo dijera: ‘Me vas a servir y luego te voy a desechar’. No pensé que llegaría una persona así (a la presidencia), con esa mentalidad. Él tiene muchas empresas y, te lo aseguro, él tiene muchas personas inmigrantes trabajando, tal vez legalmente, pero inmigrantes.

Yo le pediría que meditara y que nos diera esa oportunidad, que nos viera como personas que también podemos aportar algo bueno a este país.

Yo me pregunto a mí misma y le pregunto a mi esposo: ‘Amor, qué vamos a hacer’. Él me dice que no podemos quedarnos porque tenemos nuestras hijas. Yo le digo que no podemos quedarnos porque vamos a ser ilegales, igual nos van a venir a buscar. Es muy difícil”.

Cindy García – Michigan

– Esposo deportado. Invitada por: congresista Debbie Dingell

La familia García no se rinde. Esperan que el caso de su padre Jorge se resuelva en una cita próxima en México. Crédito: David Maris/Univision Noticias

Jorge, el esposo de Cindy, tenía casi 30 de sus 39 años viviendo en EEUU. En 2005 empezó a hacer trámites para la residencia permanente por estar casado con una ciudadana estadounidense. Los García dicen haber tenido una mala asesoría legal. En 2006 un juez emitió una orden de deportación para Jorge. Desde entonces estaban en proceso de apelación del caso, hasta que en noviembre pasado, durante una visita rutinaria con ICE para renovar el permiso temporal de estadía, le dijeron que debía salir del país para el 15 de enero de 2018.

“Lo que nos pasó con la deportación de mi esposo es una pesadilla. Estamos sufriendo, deprimidos, queremos nuestras vidas de vuelta, queremos a mi esposo de regreso. No podemos describir en palabras lo que estamos sintiendo. Es como si alguien se hubiera muerto. Me gustaría sentarme con los demócratas y republicanos y decirles que no pueden imaginarse lo que estamos viviendo (…) la separación de una familia es injusta”.

Antes de todo esto, nosotros desayunábamos juntos, preparábamos el lunch juntos, lavábamos los trastes juntos, compartíamos con el perro. Siempre estábamos juntos como una familia y ahora todo lo tengo que hacer sola. Mis hijos están deprimidos, no van a la escuela. Ya casi van a ser las dos semanas de que no han vuelto a la escuela. Es una pesadilla increíble la que estamos pasando.

Las políticas del presidente Trump nos afectan porque él tiene todo en su poder para cambiar las leyes, puede hacer y deshacer con las leyes. Me afecta porque quiero que cambien las cosas con las leyes de inmigración. Solo puedo decir lo que siento, explicarle a la gente que es importante votar. No creo que lo que yo diga o haga pueda hacer que él cambie de parecer. Pero a pesar de eso siento que debo seguir adelante. Es lo único que me queda.

Si lo tuviera en frente, le diría que tiene que cambiar las leyes de inmigración porque son injustas. Tiene que ver cada caso individualmente. No se pueden ver todos juntos. Tiene que considerar eso para no separar más familias.

Quiero que diga cómo puede justificar lo que le hicieron a mi esposo, que no tiene antecedentes criminales. Yo entiendo que no queremos terroristas y entiendo que la ley es la ley, pero este no es el caso.

Nosotros no podemos esperar nada de su discurso del Estado de la Unión, porque él dice una cosa hoy y mañana hace otra. Esa es la cosa con él, nadie sabe qué esperar”.

Viviana Andazola Marquez – Colorado

– Padre deportado. Invitada por: congresista Ed Perlmutter

En octubre de 2015 el padre de Viviana, Melecio Andazola, fue detenido por ICE en Colorado cuando se presentó a su visita rutinaria, dentro de lo que la familia describe como la parte final del proceso para obtener una green card. Pese a no tener registro criminal, y por tanto no estar dentro de las prioridades de la agencia, Melecio fue deportado a México, dejando en EEUU a su esposa y cuatro hijos, todos ciudadanos estadounidense, incluyendo a su hija menor que sufre de epilepsia. Viviana estudia en Yale y está por graduarse en estudios de etnicidad, raza y migración.

“Lo más feo es que este año me gradúo y yo planeaba tener a mis padres allí. Mi papá no va poder regresar por ninguna circunstancia, así que es muy triste saber que voy a tener mi más grande triunfo de mi vida y mi papá va a estar batallando para encontrar trabajo y establecerse otra vez en su país.
Mi madrastra y mis hermanas se van a regresar a México con mi papá.

La verdad, yo nunca tuve miedo hasta que entró Trump porque yo sabía que a los 21 años le podría arreglar papeles por cuenta de mi ciudadanía. Lo detuvieron el 12 de octubre y lo deportaron el 15 de diciembre, a pesar de haber calificado para un aplazo de deportación. El director Jeffrey Lange, de Colorado, decidió no darle el aplazamiento. Aunque él había dicho en entrevistas previas que él consideraría causas humanitarias y aunque mi hermanita menor tiene epilepsia y mi papá también cuidaba a mi abuela que es residente, no tomó en consideración esos factores.

Yo pienso que las leyes ejecutivas que aprobó Trump en enero le dieron más poder a ICE para sacar a gente por cualquier motivo. Mucha gente nos ha dicho que esto nunca hubiera pasado bajo la presidencia de (Barack) Obama, ni siquiera con (George W.) Bush, porque Trump está tratando de sacar la mayor cantidad de gente que pueda.

No creo que Trump vaya a decir nada que pueda ayudar a mi familia. Lo que entiendo es que tiene un plan para los dreamers, que es un buen paso pero que solo resuelve la situación para 20% de la comunidad que no tiene papeles. En un mundo ideal me gustaría que él tuviera algo que decirle al otro 80% pero yo sé que no lo tiene.

Yo pienso que Trump tiene que enfrentar a la gente que ha afectado con sus ideas y sus leyes. La verdad no pienso que mis palabras serían bien recibidas por él. Más bien me interesa conversar con el resto del Congreso y los senadores que tienen el poder de resistir contra Trump para exigirle que haga más. Me gustaría hablar con demócratas que no están satisfechos con la propuesta que hace Trump ahora y hasta con republicanos que no hayan considerado bien la situación.

A mí se me hace que a Trump nadie le va a cambiar su manera de pensar y pienso que mis energías serían mejor usadas con el resto del Congreso. Pero si tuviera que hablar su idioma, le presentarían el problema de lo laboral en los EEUU. Pienso que él no ha considerado suficientemente ese aspecto de deportar a tanta gente. Qué va a hacer con el problema de que los estadounidenses no quieren tomar los trabajos que hacen los inmigrantes. ¿Qué va a hacer él? Porque la economía es algo que le interesa y la economía va a sufrir por sacar a toda esta gente.

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